Ya lo han dicho los médicos: el exceso de peso (y no de pesos, claro está) es algo dañino. Muy dañino. Que puede crear problemas. Si desean comprobar mi tesis (sea usted una persona gorda o flaca) lea con atención:
A una mujer que pesa 185 kilogramos y no pudieron meterla en un aparato de resonancia magnética, le dijeron que si quería hacerse las pruebas debería trasladarse hasta un zoológico donde había tarimas especiales para diagnosticar a los hipopótamos.
Cuando escuchó tales pronunciamientos, la señora Jennifer Walters montó en cólera.
"Es humillante", expresó la obesa dama tras asegurar que el personal médico de una clínica de Nueva York le dijo que si los hipopótamos y los elefantes necesitan hacerse una resonancia magnética, en el zoológico del Bronx tienen los equipos adecuados.
La sofocada y mantecuda dama ha armado todo este pataleo en medio de una gran discusión dentro de los Estados Unidos con respecto a supuestas discriminaciones contra los gordos.
Y para que el caso sea más ridículo y notorio, lean lo siguiente: las autoridades del zoológico hablaron con la prensa para explicar que aunque reciben decenas de llamadas al año solicitando este tipo de servicios para superpesados (y pesadas) ellos no tienen tales equipos de diagnóstico para los animales. Ahora, tras saberse eso, la señora Walters solo podrá decir: ¿Y cómo quedo yo? ¿Y cómo quedo yo?
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