martes, octubre 31, 2006

Ojo: hay difuntos...

Cualquiera puede andar entretenido. Eso de no fijarse bien en lo que sucede a su alrededor puede ocurrirle a cualquiera... pero si uno es policía, la gente se fija más.

Vamos al cuento: la policía guatemalteca de tránsito, criticada por su voracidad a la hora de "clavarles" multas a los conductores de vehículos, colocó cepo a un automóvil y dejó la correspondiente notificación en el cristal, sin percatarse de que en el interior del coche yacían, totalmente defuncionados y con sus extremidades bien estiradas, dos cadáveres.

Los testigos presenciales confesaron a emisoras radiales que observaron ciertas irregularidades en el automóvil y dieron la voz de alerta.

La información añade que no se sabe qué ocurrirá con los agentes de tránsito responsables de la imposición de la multa, quienes demostraron ser cortos de vista... ¿o se hicieron los bobos para quitarse par de muertos de arriba? ¡Quién sabe!

Un estilo singular

Hay muchas formas de enamorar a una mujer. Usted puede enviarle un poema. Componerle una canción (por favor, se ruega no remitirla, pues ya hay bastante con las letras que se escuchan por la radio) o invitarla a un buen restaurante para confesarle allí su intensa pasión.

Otros son demasiado originales y se meten en líos con la justicia. Tal es el caso de un hombre, aparentemente desesperado, por el fracaso de las relaciones amorosas con su novia, confesó a la policía de la ciudad estadounidense de Tampa que había robado siete bancos para conquistarla.

Edrina Payne, la novia de Derrick Baldwin (38 años) por su parte manifestó su incredulidad sobre las razones del enamorado ya que, según dijo, nunca gozó del beneficio de esos robos y agregó que siempre estuvo en bancarrota.

Al parecer, tampoco gozó con él pues tras haberle dado calabazas no quiere saber nada del tal Derrick Baldwin quien, aunque no nos gusta hablar mal de la gente, parece ser un bellaco con marca estatal de calidad.

Se trabó la gorda

Siempre hemos sostenido en esta sección de BOHEMIA DIGITAL que la gordura puede ser dañina. Y que es recomendable mantenerse en la línea, pues las adiposidades extremas pueden acarrear angustias no esperadas.

La noticia viene de España y relata cómo los bomberos de Alcorcón realizaron un operativo poco común. Resulta que una señora había oído gritos que provenían del apartamento de su vecina y preocupada llamó a los bomberos, quienes acudieron ni cortos ni perezosos para socorrer a una mantecuda dama que permanecía desde cuatro días antes atorada en su bañera, en la cual se había trabado de mala manera debido a su gordura olímpica.

La vecina de la dama trabada le recomendó que se bañe con un celular (no para utilizarlo como jabón, claro está) sino para que pueda pedir auxilio en caso de que se quede, nuevamente, como hipopótamo de palangana.

lunes, octubre 30, 2006

Me muero de la emoción

Está dicho y recontradicho: a los vejetes no se les debe provocar emociones fuertes. Y por no cumplir con tal consejo un señor llamado Robert Talley, ciudadano británico que cumplió cien años, le dio la patada a la lata justo después de leer un telegrama en el cual la reina Isabel de Inglaterra le felicitaba.

Al parecer Talley, quien se encontraba gravemente enfermo, había expresado su determinación de recibir la carta con la cual la monarca saluda a los ingleses centenarios. Talley murmuró: "¡Lo conseguí!" De inmediato, subió al cielo por Vía Azul, tras abonar su correspondiente pasaje en libras esterlinas.

Flor amarilla/ flor colorá/ si tienes vergüenza/ no me hables más

Hay quienes son muy firmes en sus decisiones: así, por ejemplo, Geraldo Peres ha cumplido 35 años sin hablarle a Sebastiana Salgado, su esposa, con la que vive y ha tenido 12 hijos. En 1965, Geraldo "condenó" a Sebastiana con un voto de silencio al sospechar que uno de sus hijos podría no ser suyo debido al color azul de los ojos de este. Desde entonces la pareja brasileña, que hace muy poco renovó ante un altar sus promesas de amor eterno, ha tenido otros cinco hijos. Va... y a lo mejor ese, el de los ojos color azul cielo, es el único que es de él. Ustedes saben, el diablo son las cosas...

Ya no creen ni en su madre

Los bandidos, cacos, malandrines o ladrones -como usted quiera decirles- ya no creen en nada ni en nadie. Se roban cualquier cosa. Y esto puede ocurrir en cualquier lugar del mundo.

Vamos con la historia: Cuando Fulton Porozo Quiñones retornó de un viaje de negocios tuvo gran dificultad para encontrar su residencia. Pero mejor aún: "No la halló pues solo encontró el terreno donde solía estar", dijo una emisora radial de Ecuador.

El anonadado hombre precisó que la estructura de la edificación correspondía a aquellas que se arman por medio de módulos y que, de acuerdo con informaciones proporcionadas por sus vecinos, cuatro individuos desarmaron y se llevaron la casa. Ya no importa que uno deje bien cerrada su vivienda. Si no pueden cargarse lo que hay dentro, se la llevan completa. No es a gusto del dueño, sino de los bárbaros pillos.

Que me digan mentiroso

Hay quienes, diciendo mentiras, nadie puede superarlos. Y viven en cualquier parte. Y miren si es así, que un hombre de Wisconsin, Estados Unidos, ganó por segunda vez el máximo galardón del Club de los Mentirosos.

"Las notas de mi hijo en la escuela secundaria pasaron de diez a cuatro. Todo sucedió después que le extrajeron el diente de la sabiduría", fue la mentira que le permitió a Bill Meiner obtener por segunda vez el título en esa colectividad de Burlington.

En el año 2003, este hombre de 62 años, obtuvo igual premio cuando dijo esta mentira: "Mi esposa tiene tantas dudas a la hora de elegir colores de pintura, que nuestra casa, de 600 metros cuadrados ahora solo tiene 300 debido a la gran cantidad de manos de pintura". Para todos ellos, como dice la canción, "la vida es una mentira".

¡Maten a ese loro!

La lengua –siempre se ha dicho– guarda el pescuezo. Y también se asegura que es un arma de doble filo. Y el cable que obra en mi poder así lo demuestra: Resulta que Frank Ficker, un hombre de 50 años, debió dejar su hogar luego de que su esposa, Petra, también de 50, escuchara a su loro, de 12 años, y llamado Hugo, repitiendo una conversación que su marido había mantenido por teléfono con otra mujer.

Oriunda de Freiburg, Alemania, Petra explicó –todo según el cable– que a Hugo siempre le gustó imitar la voz de Frank, lo cual hacía casi a la perfección. Pues bien, imitando una acaramelada conversación del resbaloso consorte, el ave repitió Uta, Uta... y solo esto bastó (claro... ¿hubiera hecho falta algo más?...) para que doña Petra se pusiera en ascuas: revisó la casa del pi al pa y comenzó a examinar los cajones de su marido y encontró dos boletos de avión y la reservación para un hotel. En el boleto y la reservación aparecía el nombre de una misteriosa mujer llamada Uta.

Hasta ese día vivieron allí Frank y Hugo. Al primero Petra lo puso de patitas en la calle. El segundo se convirtió en un delicioso arroz con loro, cocinado y sazonado por promiscuo. El chismoso no pudo, esta vez, decir ¡ni pío!

A ver quién bebe más...

En ocasiones las cosas sirven para ser utilizadas en algo totalmente diferente para lo que fueron concebidas. Me entero ahora de que la gente de la ciudad de Lincoln, en Nebraska, Estados Unidos, transformó los alcoholímetros instalados a fin de evitar accidentes del tránsito para convertirlos en fieles árbitros de sus competencias de bebidas.

Las autoridades de Lincoln habían tenido una idea brillante: instalar alcoholímetros en la parte exterior de los bares. Con esta medida, los choferes podrían saber cuánto habían bebido y así desistir de manejar para evitar posibles accidentes.

Pero una cosa piensan las autoridades y otra los borrachos. Resultó que esos medios son utilizados para saber quién es el que logra soportar mayor cantidad de bebida y después hacer alardes, decir que son "duros" y que aguantan una barbaridad.

Dice el despacho noticioso que estas máquinas, cuyo principal objetivo era ayudar a la gente a beber menos, han conseguido todo lo contrario: a tal punto que los dueños de los bares, a pesar de que podrían obtener mayores ganancias, ya no quieren tenerlas en sus comercios, debido al riesgo que todo esto implica para los jóvenes bebedores. Menos mal que son conscientes.

¡Candelaaaaaa!

Un "tragafuegos" o "comecandela" se puso a comer otra cosa y terminó en chirona, condenado a diez meses de prisión. ¿Por qué fue la condenita? Pues bien, de inmediato voy con la información.

María Leeb, un pimpollito de 27 años, dedicada a trabajar en un espectáculo con un comecandela (con un artistaje un poco dudoso) resultó lesionada en sus pechos, pues, literalmente, fueron incendiados con una fogosa bocanada de Marc Hiszler, que así se llama el personaje.

La María había salido al escenario tan solo con una tanga. Y según algunos libidinosos estaba como para comérsela. Tras atar sus brazos con una soga, su compañero se le acercó y comenzó a escupir llamas a su alrededor.

A pesar de que ella le gritaba que se estaba acercando demasiado, el joven Hiszler (22 años) se hizo el desentendido (a pesar de que este suceso ocurrió en el Club de Strippers de Ausburg, en Alemania) y la pobre María sufrió las consecuencias.

Por el lamentable accidente y el descuido de su compañero, la dama sufrió quemaduras graves por lo que debió ser tratada de urgencia en el hospital local. Se vuelve aquí a repetir el refrán que dice: el que juega con candela, se quema.

¿Sería tan experto?

Realmente, hasta los más conocedores pueden equivocarse. Y eso no lo discute nadie. Por favor: leer con detenimiento la anécdota que les cuento y verán que tengo razón.

Un experto en arte alemán creyó estar en presencia de un cuadro realizado por un famoso artista plástico, cuando en realidad se trataba de una obra hecha por un simio.

Al presentarle el cuadro, el doctor Katja Schneider, director del Museo Estatal de Arte en Moritzburg, Saxony Anhalt, Alemania, se fue con la de trapo. Sugirió que se trataba de una obra del artista ganador del Premio Guggenheim, Ernst Wilhelm Nay. "Parece una obra de Ernst Wilhelm Nay. Como saben, él se hizo famoso por utilizar esas manchas de colores", dijo con extrema sapiencia el experimentado doctor Schneider. Pero... ¡nada de eso! La pintura era obra de Banghi, un chimpancé hembra del zoológico de Halle.

Según informaron sus cuidadores, la Banghi es "cardiaca" a pintar y en sus 31 años ha hecho muchos cuadros, que habitualmente son destrozados por su compañero Satscho, el cual nada quiere saber de las artes plásticas. Los amigos del doctor Katja Schneider andan buscando un cubo metálico para que el experto meta la cabeza...

Con alto nivel

Sin dudas, las resoluciones, leyes y decretos en ocasiones tienen sus singularidades. Así, por ejemplo, los extranjeros que residan en Kuwait y quieran obtener la licencia para conducir, deberán tener un título universitario y un salario de, al menos, mil 370 dólares por mes.

Dice la información que debido al incremento del parque automotor en el rico país del golfo Pérsico, el gobierno decretó una serie de normas para limitar el acceso a las licencias de conducción y evitar así choques y embotellamientos.

Además los aspirantes deberán probar que llevan dos años como residentes legales en el país. Vaya... se la han puesto difícil... ¡qué decretos y qué leyes, caballeros! Lex... dura lex. (La ley es dura, pero es la ley).

Un legítimo telemaníaco

El mundo está lleno de adictos: los hay (y las hay) al cigarro, al alcohol, al chocolate o al dominó. Y zafarse de una adicción "no es fácil".

Pero, veamos: Al Jessup, un heladero retirado de Beckley, en West Virginia, Estados Unidos, comenzó suscribiéndose a Direct T.V. y Dis Network, pero luego descubrió que mediante receptores satelitales especiales, podía obtener programación de aire gratuita (¡pirata!) de los satélites que giran alrededor de la Tierra. A partir de ese momento, este hombre de 54 años, fue acumulando antenas con el simple propósito de poder captar más canales sin tener que pagar costos adicionales. Ya, en la actualidad, logra ver más de cinco mil (sí; cinco mil). La única pregunta boba que tengo es la siguiente: ¿En qué tiempo, cómo y cuándo puede asimilar tal torrente inaudito de emisoras de televisión?

A entrar, y sin complejos

Después de esto espero que no sigan el ejemplo en otros zoológicos del planeta, incluyendo a los cubanos: Un zoológico de la ciudad de Zagreb, Croacia, acondicionó dos jaulas para humanos. Las jaulas, a las que los visitantes del zoológico pueden ingresar y salir libremente, están amobladas parcialmente y tienen carteles que indican que allí hay un "homo sapiens".

Sin embargo, el proyecto encabezado por el director del zoo, Mladen Anic, busca algo más que ofrecer una "experiencia detrás de las rejas", e intenta generar conciencia sobre la devastación humana de la naturaleza. "Queríamos que la gente tuviera una percepción de cómo el animal se siente dentro de la jaula, pero a la vez buscamos informarle a los visitantes acerca de los problemas ecológicos generados por nuestra propia especie", señaló Anic.

Una de las jaulas es para "hombres buenos". La otra para "hombres malos" y la entrada depende de su actitud con respecto al cuidado del medio ambiente. ¿Quién ganará? ¿Los malos? ¿Los buenos? ¿O los feos? Porque, a mí nadie me discutirá que hay algunos por ahí que merecerían estar enjaulados, por malos y por feos...

Hay gato encerrado...

Y, además, volando. Sí, porque una aerolínea se vio obligada a llevar a un gato como "único pasajero", luego de que el travieso minino se escapara de la bodega de carga, y se transformara en una "sería amenaza".

Este Misifú, se salió de su jaula y desapareció dentro del aeroplano. Pese a que los técnicos revisaron la aeronave de punta a punta, no lograron encontrar a la mascota. Así las cosas, la Czech Airlines debió cancelar el siguiente vuelo programado, pues las autoridades consideraron "muy peligroso" que los pasajeros volvieran a subir a bordo.

Por lo tanto, el vuelo de Frankfurt a Praga partió solamente con el personal del avión... y un gato fugitivo que nadie sabía dónde carijo estaba. Tras arribar a la República Checa, una nueva inspección logró dar con el minino, el cual, tras forcejear con el personal de mantenimiento, finalmente fue apresado.