viernes, febrero 16, 2007

Por poco

Un brasileño de 66 años salvó de la muerte a su nieto Mateus, de ocho, tras luchar con una gigantesca anaconda que había atrapado al niño cuando el pequeño jugaba con unos amigos al borde de un barranco en la zona de Sao Paulo. La serpiente sucurí de cinco metros de largo y 35 kilos de peso, que no por «amistosa» le prodigó un fortísimo abrazo a Mateus solo soltó presa cuando el abuelo forcejeó con ella durante media hora, pegándole con palos y piedras. El niño acabó con hematomas diversos y recibió 21 puntos de sutura en el tórax, donde la sierpe había afincado sus mandíbulas. ¡Menudo abrazo!

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