Hay propietarios de restaurantes que se toman muy en serio la prevención de las enfermedades de transmisión sexual y me entero por un recorte de una revista, que en la capital francesa el dueño de una fonda regala preservativos a sus clientes, sobre todo si van en pareja y aparentan una posible relación hetero u homosexual.
Me parece muy loable esta intención del gastronómico que regala preservativos, cuya venta es común ya hasta en las cafeterías de séptima categoría, no importa si están ubicadas en la Ciudad Luz o en los Remates de Guane.
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