Bardo con su guitarra tras las rejasA la hondureña María Luisa Rodríguez, le ha salido un trovador que responde al nombre de Juan G. Marrero Torero muy aficionado él a dar serenatas; pero más desafinado, al parecer, que un gallo ronco y con tosferina.
Todas las noches iba Juan a cantarle sentimentales canciones y hasta espinelas a María Luisa, sin que valieran las súplicas de la obsequiada para hacerlo desistir de las "SERELATAS".
Aburrida ella de soportar tales trovas, una de esas noches estivales, le disparó dos cubos de agua desde su balcón al romántico Marrero con la vana ilusión de que él desistiría.
Pero no fue así. Al siguiente día volvió el trovador, al pie del balcón... pero con un impermeable. Y la María Luisa, indignada, en vez de agua en la segunda ocasión le disparó los dos cubos metálicos por la cabeza, provocándole lesiones leves, pero dolorosas.
El trasnochado y apolismado galán, ni corto ni perezoso, subió a la casa y golpeó a la misma a quien con anterioridad dedicaba sus endechas. Como es de suponer, terminó en la comisaría por propinarle una tunda de antología a la dama.
Otro bardo, con sentido del humor, aprovechó el acontecimiento para escribir lo siguiente: "Luisa le dijo a Marrero: Ahora sí van a rayarte y así te irás, majadero, con tu música a otra parte".
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