Un suizo fanático se buscó su desgracia por haber leído el evangelio de San Mateo que en el capítulo V, versículo 30, dice: "Y si tu mano derecha te fuere ocasión de caer, córtala y échala de ti; que mejor es que se pierda uno de tus miembros, que no todo tu cuerpo sea echado al infierno".
Christian Raaf Leub, que así se llama el suizo, meditó sobre tan crueles palabras. Y algo muy malo (o muy bueno) debió haber hecho con la mano cuando, lleno de furia, cogió un hacha y se la cercenó por la muñeca de un solo tajo.
Corrieron con él. Fue asistido. Se desmayó... pero, sobre todo, llamó mucho la atención el hecho de que él, en lugar de cortarse la mano derecha, se mutiló la izquierda. Y verán ustedes cómo, al final, va a resultar que el suizo era zurdo.
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