En España, un hombre encontró una granada cuando estaba sacando patatas de un saco procedente de Francia y cogió una que por su peso y forma le resultó sospechosa, por lo que decidió alertar a la policía. Una vez en el lugar, un especialista en explosivos procedió a la recogida del proyectil de 60 milímetros de largo y cien de ancho para su estudio, análisis, almacenaje y posterior destrucción. Según el autor del hallazgo,la granada estaba recubierta de tierra y a simple vista parecía un tubérculo. ¡Menos mal que no trató de freírla!
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