Así, sencillamente. Y ya sabemos que el mundo está lleno de negligencias, de errores. Así como de horrores.
Para que se enteren: una empresa de cremación, que no se dedica
a hacer cremas, sino a convertir en polvo a cualquier difunto que así
lo disponga, fue llevada ante los tribunales por una familia en Nuevo
México, en los Estados Unidos, porque se equivocaron y enviaron a los
familiares de una difunta anciana una bolsa con los objetos personales
de la susodicha y otra, nada más y nada menos que con el cerebro de la
dama.
El macabro descubrimiento se produjo luego de que el paquete
pasó toda una noche en el automóvil, olvidado por los familiares y el
fétido olor comenzó a molestar los apéndices nasales.
Terrible caso. Esta es, sin duda, una nota fú… nebre.
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