Los celos y las escenitas amorosas han provocado que no pocos hagan
el ridículo. En ocasiones ha sido mucho peor, incluso hasta provocar el
pánico. Como es el caso.
Según me cuentan, un militarote celoso, renuente a que su
esposa le diera calabazas, puso a correr a todos los vecinos de su
edificio al colocar una bomba en una de las ventanas de su apartamento
(el de ella, claro) ubicado en el distrito de San Miguel, al sur de
Lima… Y el vecindario, íntegramente, se puso al borde de un ataque de
nervios y se rumora que fue necesario repartir tilo, en tanques de 55
galones.
La policía, con eficiencia, hizo detonar la bomba sin causar
daños, y el militar, nombrado Garavito Baca (¡qué clase de nombre,
caballeros!) le explicó al fiscal que él había puesto la bomba solo con
el propósito de persuadir a su adorado tormento para que no lo diera
el te… boté.
No hay comentarios:
Publicar un comentario