En la ciudad de Durango (Colorado, EE.UU.) un oso se convirtió sin saberlo en recluso al ingresar en el territorio de la prisión local, informa la cadena Kob 4.
"Era un oso realmente grande", comentó el sargento Dan Bender de la Oficina del Sheriff. El plantígrado trepó por el muro que delimita la instalación y cruzó el alambre de púas, cuya función principal es, seguramente, evitar que los presos lo atraviesen en la dirección contraria.
Al percatarse de la presencia del nuevo 'interno' nueve guardias desbloquearon a distancia las puertas para que el animal se marchara, pero el oso no llegó a entender su lógica, explicó Bender. Tras el fiasco de su primera tentativa los vigilantes trataron de asustar al animal, que después se subió a un árbol para esconderse. Al final, el oso salió del territorio y corrió hacia las colinas cercanas.
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