Pero, como quiera que no disponían de mucho dinero, pasó algún tiempo antes de que el tesorero reuniera suficientes fondos. Por fin llegó la tan esperada noche. Hizo su aparición la hermosa modelo y todas las cámaras se prepararon para enfocarla.
Al parecer todo indicaba que ella había usado ligas muy apretadas para sujetar sus medias y tenía enormes y tremendas marcas en sus mórbidos muslos. Durante media hora bregaron ella y varios voluntarios por borrar las huellas de las ligas para que no aparecieran en la fotografía. Finalmente, se resolvió que esperara en otra habitación, mientras los fotógrafos discutían sobre asuntos del club. Cuando pasada una hora fueron en busca de la modelo, esta se levantó y... ¡durante todo ese tiempo había estado sentada sobre una silla de mimbre y, por supuesto, tan desnuda como vino al mundo!
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