Un preso serbio que intentó desmantelar una casa durante su fin de semana de libertad escogió a la víctima incorrecta: el gobernador de la prisión.
El convicto fue descubierto cuando regresó a prisión y el gobernador vio a su propio reloj en la muñeca del reo. El nombre del desafortunado malhechor es Alija Cerimi, quien sustrajo joyas, un teléfono celular y, claro, un reloj, del hogar del gobernador ubicada en la ciudad Sremska Mitrovica, al norte de Serbia.
Según los testigos, el jefe de la prisión observó el regreso de Cerimi que portaba un brillante reloj de plata y le gritó: "Eso es mío. Me robaste, bastardo". Entonces el preso se rió y le devolvió también el celular, mientras los guardias se aseguraban de que sus billeteras estaban en su lugar.
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