Onofre Rodrigo Ubieta, chofer y buscavidas que nació y ha vivido (y bebido) durante toda su vida en Santiago de los Caballeros, República Dominicana, es desde siempre un fiel devoto del ron. Y también, de la cerveza. Pero si tiene Vodka a mano no lo piensa dos veces, pues su sistema digestivo asimila cualquier clase de bebidas espirituosas.
Pero, lo peor de todo le pasó no por beber, sino por ser obediente y disciplinado. El tal Onofre iba conduciendo su vehículo mientras escuchaba la radio.
Al aire salía un programa que demostraba y ejemplificaba lo peligroso que era ir al timón después de haber ingerido alcohol de cualquier tipo. Y, muy disciplinado y correcto él, dijo: "¡Tiene mucha razón la doctora. Ahora mismo dejo el timón!".
Diciendo y haciendo, soltó el timón y se pasó para el asiento contiguo. El final ya ustedes lo saben: se fue contra las vidrieras de una tienda y tuvieron que sacarlo, casi a pedacitos, y hecho una calamidad. Dicen que dijo: ¡Que va, mis compadres, no se le puede hacer caso a todo lo que a uno le dicen!".
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